viernes, 8 de enero de 2010

La monogamia viene de lejos

He encontrado una entrevista a Owen Lovejo, un paleontológo norteamericano especializado en el Ardipithecus, un primate que vivió hace 4,5 y 4,1 millones de años atrás allá en Etiopía. 

Este fósil ha generado mucha polémica porque tira por el suelo un sin fin de teorías sobre los motivos de la bipedación (caminar sobre las patas de atrás), ya que era similar a un chimpancé en talla y peso, vivía en una zona boscosa, pero caminaba erguido. Y encima, tenían unos colmillos pequeños... ¿qué pasa que no se peleaban?... de modo que hay científicos que dicen que son antepasados de los chimpancés y otros que dicen que son antepasados nuestros... y aquí viene la explicación de Lovejo:
(...) los primeros homínidos enseguida empezaron a formar grupos sociales más pacíficos, con relaciones monógamas para favorecer el cuidado de las crías, y los caninos poderosos dejaron de ser necesarios para competir por el apareamiento. Es más, las hembras empezaron a seleccionar machos menos agresivos y promiscuos para asegurarse un cuidado parental, con lo que el rasgo “dientes masculinos pequeños” quedó favorecido (...) cuidar de una familia hacia necesario el  bipedismo, porque tanto machos como hembras de la especie tenían que cooperar en el sustento de las crías, ir a recoger comida en el bosque y llevarla en sus brazos a la familia.
A mi me gusta esta explicación, así se rompe con la idea de los cavernicolas arrastrando a las mujeres por el suelo. Aunque reconozco, que a veces, a mi me gusta hacer el bruto... ¡pero solo con mi padre!

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