jueves, 15 de octubre de 2009

A ver que os parece...

Hola, esta es la introducción al libro... jejeje... osea, es lo primero que va a ver la gente,... después de la portada, obvio.

Aunque sea lo último que vais a leer vosotr@s, margis del mundo... no se que significa, pero a veces digo muchas tonterias, y hoy tengo un día especialmente bobo... o eso opina mi madre...jejejeje

Ahí va...

Cuando yo era muy pequeño, 4 ó 5 años, dice mi madre que la gente me hacia esa pregunta tan típica: “Y tú ¿qué quieres ser de mayor?” seguro que a ti también te lo han preguntado. Lo hacen porque a las personas mayores les parece gracioso que digamos cosas como basurero, bombera o futbolista. Pero, según mi madre, y debe ser verdad por dos razones, primero que a mi madre no le gusta mentir y segundo que sigo respondiendo lo mismo cuando estoy en confianza, yo siempre decía “No quiero ser mayor”.

Y claro, fue así como empecé a interesarme por las cosas de la infancia.

A través de mi madre llegó a mis manos un libro curioso “En busca del bienestar perdido. El concepto del continuum” de Jean Liedloff, recomendado por la Unesco para aprender a ser padres y madres. En el libro nos hablan de como los ye'kuana, que viven en la selva venezolana, cuidan de sus hijos e hijas. Esta gente habita la selva tropical, a orillas de los ríos Caura y Orinoco. Según un censo de 2001 su población es de 6.250 personas, en Venezuela, y 430 en Brasil, muy poca gente. A mi leer ese libro me planteó preguntas sobre la educación y las relaciones de los adultos hacia la infancia. Pensé entonces que cuanto más sencilla una sociedad, más respeto a la infancia... como debe ser. Y que en cambio, en cuanto llega la civilización... pasan cosas terribles, como padres que pegan, adultos que explotan laboralmente, o sexualmente (que es aún peor), o que utilizan a los niños para la guerra.

Pero después me puse a leer y he terminado descubriendo que ni en la prehistoria la infancia era toda feliz.

Si estas leyendo este libro es porque tienes suerte y una familia que te quiere y quiere darte lo mejor, estoy seguro de que la mayoría de los niños y niñas del mundo no lo van a conocer, incluso los que hablen castellano, porque los libros son caros y las bibliotecas escasean donde más falta hacen.

Por eso le dedico este trabajo a Iqbal Masih, un niño pakistaní cuya vida me impresiono mucho cuando yo era pequeño. La suya fue una vida corta, solo duro 13 años, pero no la desaprovecho, fue generoso y cuando pudo salir de la esclavitud, gracias al apoyo de otros, no se acomodo, ni se acobardo. Él tuvo que trabajar como tejedor de alfombras desde los 6 años; sí has leído bien, tejía alfombras de esas que venden con la etiqueta “tejida a mano”, pero no te dicen por quien ni en que condiciones. Pues él trabajaba en un taller durante 12 horas diarias, con otros niños y niñas, para pagar una deuda de sus padres (que no es que sean malas personas, pero tenían problemas de dinero). Afortunadamente una ONGD lo ayudo a salir de allí y lograr una vida mejor, pero no quiso olvidar de donde venia, y por eso ayudo a los adultos de la ONGD a decir al mundo como están las cosas en el comercio internacional... se fue hasta Suecia y Estados Unidos para avisar a los compradores, como tú y como yo, para que sepamos quienes hacen esas alfombras tan bonitas... porque pese a todo, aún las hacen así.

Murió asesinado en 1995 por la mafia de las alfombras, que existe aunque no salga en el cine, pero pese a la brevedad la suya es una vida que vale la pena. Y como yo tampoco quiero pasar por el mundo como un mueble, y espero que si me estas leyendo, tú tampoco, me puse a leer que es otra forma de buscar la justicia (esto me lo enseñaron mis padres, al principio te parece que no tiene sentido pero luego te vas dando cuenta de que si la gente sufre y tú no te enteras, no lo puedes arreglar, de modo que enterarse es el principio para arreglar las cosas).

Buscando, buscando he encontrado libros sobre la historia de las mujeres, la historia de la vida privada, la historia de la ciencia, la historia de la moda, la historia de la cocina, la historia de la medicina, incluso he leído una “Historia secreta del sistema educativo norteamericano” (de John Taylor Gatto), y la “Historia de la infancia” de Lloyd DeMause, ¡¡ojo, esto no es una copia!! Te darás cuenta porque he procurado poner cosas alegres, porque aunque es verdad todo lo que cuentan en Pulgarcito o la Cenicienta (quiero decir que ha pasado de verdad durante mucho tiempo), en la infancia lo que más nos gusta es jugar y reír. Y con toda esa ayuda me he puesto a escribir.

Yo hubiera esperado encontrar más información sobre las niñas y los niños, pero la verdad es que no hay casi nada, cosa muy rara porque para ser mayor, indefectiblemente tienes que ser pequeño al principio, pero se ve que en el mundo faltan Peters Panes...o quizás hay demasiados desmemoriados.

Por cierto, voy a alternar capítulos que generalizan en masculino y otros que generalizan en femenino (aunque suene raro), para no discriminar... y para que no sea un rollo.

martes, 6 de octubre de 2009

América...¡por fin!

Este capitulo me ha salido un poco largo, pero es que América es muy grande... y un poco misteriosa. Si te aburres, pues te lo lees en dos veces.

Ya sabes que aunque soy más de Humanidades que de Ciencias, que nos gusten o no siempre estan ahí presentes (a mi me gustaria eliminarlas del todo...). En esto de los orígenes de la humanidad hay que tomarlo en cuenta todo, por eso todo el tiempo estamos hablando de genética, porque me parece que tratándose de tantos miles de años atrás, hay que leer el ADN y los restos arqueológicos, lo malo es que en el caso de América nos dan información contradictoria.

Hay algo que te tengo que contar, porque aunque yo creo que la teoría llamada “Consenso Clovis” se va a descartar, es bueno que sepas que existe... es eso que llaman “cultura general” y además es posible que yo me este equivocando, aunque sería raro... no es broma.

Sobre como llegamos a América hay 2 teorías principales, una que ya esta perdiendo adeptos es la que te decía del Poblamiento tardío o Clovis, que dice que llegamos a América hace unos 15.000 años, y la otra, que va ganando por ahora, es la del “Poblamiento temprano” (que dice que hubo varios grupos que fueron entrando a lo largo del tiempo, y los primeros lo hicieron hace 50.000 años). Si esto se confirmara cambiaría el orden del poblamiento, y ya no sería América el último continente habitado, sino que hubiera sido habitado 10.000 años antes que Europa. Pero por ahora todo esta sin confirmar, de modo que le voy a dedicar el último capitulo... a la espera de datos fiables.

En el libro de Spencer Wells “El viaje del hombre. Una odisea genética” dicen que el poblamiento humano del continente se produjo en varias oleadas desde hace 40.000 años a 12 mil años. Lo que si parece claro es que hubo dos oleadas importantes, una que bajo por toda la costa del Pacifico porque los pueblos del sur comparten marcadores genéticos con los del norte, y todos ellos tienen su origen en Asia. El genetista estadounidense Andrew Merriwether (te pongo el nombre porque a todos nos gusta que nos reconozcan lo que hacemos, de modo que si vas a hablar de este libro recuerda como me llamo) dice que la evidencia genética sugiere que América fue poblada mediante una sola población proveniente de Mongolia, y no de Siberia porque allí se encuentran los cuatro haplogrupos indioamericanos (A, B, C y D), eso lo refuerzan los estudios del genetista argentino Néstor Oscar Bianchi que analizó la herencia materna en comunidades indígenas sudamericanas y concluyó que cerca del 90% de los amerindios actuales derivan de un único linaje paterno fundador que colonizó América desde Asia a través de Beringia hace unos 22.000 años.

En una entrevista que le hacen a Spencer Wells en el periodico La Vanguardia (1-6-2007), le preguntan cuantas personas pasaron de Asía a América, a lo que respondio:

Todos los indios nativos americanos ¡descienden de sólo cinco individuos, de cinco supervivientes de aquel viaje! Desfilaron por un corredor entre grandes hielos. Y llevaban ya perros domesticados.

Yo, por ejemplo, tengo un ADN mitocondrial que corresponde al haplogrupo B, subclade B, que es frecuente entre grupos amerindios al noroccidente de Suramérica, Centroamérica y el suroccidente de Norteamérica, lo que sugiere una migración diferenciada por la costa del Pacifico. En América del Sur, este haplogrupo se encuentra mayoritariamente entre los Aymaras y los atacameños, eso concuerda con mi historia familiar porque mi abuela materna era del norte de Chile.

Al parecer este haplogrupo apareció hace unos 50.000 años, y es una mutación del grupo mitocondrial R (que apareció en la India hace 60.000 años). Se encuentra con más frecuencia en Asia Oriental (mongoles, tibetanos, koreanos, China, Vietnam, Malasia, Taiwán, Indonesia, Madagascar, Filipinas, Melanesia, Micronesia y Polinesia). ¡Vale, vale, dejaré de hablar de mi!

De las investigaciones arqueológicas que han realizado en Australia, Melanesia, y Japón se sabe que usaban botes desde hace al menos 40.000 años. Las rutas de mar habrían proporcionado recursos alimenticios abundantes y seguramente eran más rápidas que las rutas terrestres porque estaban libres de hielo y permitian ir siguiendo la costa. Lo malo es que ahora esas costas son parte del fondo marino y a ver quien es el guapo que se pone a bucear y a escavar a la vez.

Pero a falta de pruebas, tanto para una teoría, como para la otra, la ruta más aceptada es la del “corredor libre de hielo” que unía Siberia con Alaska y que se abrió en dos ocasiones. La primera hace 40.000 años (y estuvo en uso 4.000 años), la segunda hace 25.000 años y permaneció transitable hasta hace 11.000. Entonces volvieron a subir las aguas inundando el paso y separando Asía de América por el Estrecho de Bering. Espero que no se ahogara nadie.

Cuando existía el paso de Beringia, había allí extensas llanuras húmedas, sin arboles. Por allí pasaban los mamuts, los tigres diente de sable, los caballos, los caribúes y los lobos.

Pero los datos arqueológicos son para volverse loca, por ejemplo:

En Topper (Carolina del Sur, USA) han encontrado algunas piedras que parecen talladas, y en una primera datación dicen que son de hace 50.000 años. A mi no me convence mucho porque no hay herramientas, sino solo piedras que parecen animales (peces y aves), hay arqueólogos que consideran que son coincidencias y que esas piedras no han sido talladas por manos humanas, yo estoy con ellos. Pero como el yacimiento esta siendo investigado te lo cuento, para que no creas que me guardo información. De todas formas, y teniendo en cuenta que Carolina esta en la costa Atlántica descuadra mucho del resto de yacimientos y abre muchas más incógnitas... ¿como llegó esa gente? Desde luego no por Beringia, pero si llegaron navegando desde África, debían ser muy fuertes para remar hacia arriba ¡qué cansancio!

También en la costa Atlántica, pero esta vez al norte de Brasil (lo que tiene más sentido viniendo desde África) esta el yacimiento de Pedra Furada, en la Serra da Capivara (Piauí). Allí los restos más antiguos (que son herramientas en piedra) dan una fecha de 48.000 a 32.000 años. Pero...¿como llegaron allí? Ellas mismas nos dan la respuesta porque dibujaron un barco, el más antiguo pintado por humanos. No se han encontrado restos del uso de botes ni allí, ni en las costas africanas, aunque sabemos que en el siglo XX había barcas que iban desde las Islas Canarias a Venezuela llevando emigrantes, de modo que no es una idea descabellada.

Pedra Furada es un yacimiento muy rico con pinturas rupestres que no son tan antiguas como para tambalear la teoria del conseno Clovis, pero hay ¡¡30.000 inscripciones!!... y restos de herramientas en piedra. Estas formaciones rocosas estuvieron habitadas hasta hace 6.000 años atrás. Las pinturas rupestres representan sobre todo escenas de caza, partos, bailes y escenas de sexo, por lo que creo que eran personas bastante positivas que sabían divertirse. Seguro que Pedra Furada era un buen sitio para vivir.

Pero si volvemos a la teoría de la costa del Pacifico, allí encontramos dos yacimientos igualmente espectaculares, aunque menos decorados. Distan entre si más de 7.000 km desde Puebla, en México, a Puerto Montt en el sur de Chile ... y con presencia de niñas en los dos casos, que a nosotras es lo que nos interesa.

El último lo han hecho en México en el año 2003. Allí encontraron 269 huella fósiles cerca del volcán Cerro Toluquilla. Parece que eran un grupo de 4 ó 6 personas entre adultas y niñas que solían caminar por la orilla del lago Valsequillo. Calculando la profundidad y el tamaño de las huellas han llegado a la conclusión de que había adultas de hasta un metro noventa, y niñas de 1,17m. Me alucina todo lo que pueden averiguar usando las matemáticas, ¿a ti no? Las arqueólogas creen que iban allí en busca de mársicos de agua dulce, por lo que es posible que pasaran un día divertido. Las huellas quedaron guardadas porque la tierra estaba húmeda, e inmediatamente después de pasar, las pisadas fueron cubiertas por cenizas volcánicas y se quedaron allí guardas hasta ahora.

Para fechar las huellas han usado las pruebas del radio carbono y la de luminiscencia estimulada óptimamente, y los resultados son 38.000 años de antigüedad.

Y luego esta Monte Verde, en el sur de Chile, a 50 km de la costa del Pacificio. Allí han encontrado restos de dos poblados superpuestos. El más antiguo es de hace 33.000 años (Monte Verde I) y solo han encontrado herramientas liticas; y el “moderno” lo usaron hace 14.800 años (Monte Verde II). Los encontraron porque al cambiar los agricultores el curso del arroyo Chinchihuapi
aparecieron huesos de mastodonte, y eso es muy llamativo.

Según el antropólogo norteamericano que lo estudia, Tom Dillehay, considerado el descubridor del yacimiento, aunque fue llevado a el por la familia Barría, que era los que habían cambiado el curso del arroyo y tenían en su casa un hueso de mastodonte desde principios de la década de los '70 (del siglo XX); la cuestión es que debió haber una erupción volcánica, probablemente del Calbuco, que hizo que el río se desbordara, y sepultara el campamento bajo una capa de turba (barro), luego el volcán (continuando su proceso) soltó a la atmósfera una nube de ceniza con alto contenido en hierro, que al caer sobre la turba, dejo sellado el campamento. Tantos años sin estar expuesto al agua y al oxigeno impidieron que las bacterias hicieran su trabajo descomponiendo los restos organico... y ¡tachan! Ahora podemos ver hasta lo que comian. Parece que no hubo víctimas, no se han encontrado cadáveres, solo se han encontrado objetos que tuvieron que dejar allí porque con las prisas no se los podían llevar. Ya se que puedes creer que eso es un montaje de las arqueologas para engañarnos, pero yo lo he visto en casas abandonadas hace solo 2 años... y aún tenian las zapatillas al lado de la cama, de modo que no seas tan desconfiada. Pero vamos a lo importante, también han encontrado una huella. La huella de una niña (recuerda que estamos en un capitulo que generaliza en femenino) de unos 9 años. La pisada esta junto al lugar donde hay restos de una hoguera. También había entre los utensilios abandonados, unas boleadoras de cinco centímetros, un juguete que hasta hace poco los padres del sur de Chile, les hacían a sus hijos, se llaman tiqui-taca. Esto va en masculino porque las funciones entre los pueblos del sur de chile estaban definidas por sexo y las mujeres de la patagonia no cazaban.

En realidad este yacimiento es asombroso porque no era estacional sino permanente. Había una gran vivienda comunal construida con estacas de madera y recubierta de pieles, con dos grandes fogones que hacen pensar que la cocina era comunitaria, así como el area de construcción de herramientas.

Adosadas por fuera hay 12 viviendas familiares, cada una con su propio fogón excavado en el suelo y recubierto de arcilla, y con el suelo de tablones de madera.

Esa forma de construir es parecida a la de los tehuelches a la llegada de los españoles. Se calcula que podían vivir allí entre 20 y 30 personas. Por los alimentos almacenados o caidos en el suelo (bajo los tablones) se sabe que comían bayas (moras, fresas y murtillas) en primavera, castañas en otoño, y tenían guardados champiñones, once clases de papas (patatas), nueve clases de algas...¡¡y 23 clases de plantas importadas! Algunas plantas tienen su origen a 240 kilometros al norte de allí, de modo que es seguro que aquella gente tenia vías de comercialización. La carne era de venado y de llama.

Cerca de allí hay otro yacimiento llamado Pilauco Bajo, donde se han encontrado restos de herramientas, lo que hace suponer que iban allí a despedazar animales (carroñeo, sí, sí... nosotras eramos expertas en aprovechar lo que otras dejaban), y entre los animales fósiles han encontrado los caballos más antiguos de América, y un zorrillo, que hasta ahora se creía que solo habían vivido en Europa.

Lo alucinante de Monte Verde es que ofrece la información más amplia y fiable del poblamiento americano, y... está justo al otro lado del paso de Beringia. Yo me siento sobrecogido pensando en lo rapido que nos extendimos por el mundo. Claro que ya estan hablando de que hubo gente que llego desde la Polinesia... pero mientras no se expliquen mejor no te voy a meter más ideas en la cabeza.

Y con esto hemos llegado al final del volumen I que abarca todo el paleolitico, como ves las niñas han dejado huella desde los albores de la humanidad. En el proximo libro te iremos contando como fue el paso al nolitico (ya sabes, lo de la ganaderia y la agricultura), lo estoy deseando porque hay cosas muy curiosas, pero también me da pena despedirme del paleolitico. Me molesta que la gente se imagine a sus propios antepasados como unos brutos que no sabian nada, cuando en realidad todo ese tiempo es el 99% de nuestra historia. Y además entonces no contaminabamos, ni nos peleabamos, no había ricos y pobres, no había robos, ni sexismo... vale, pasaban frío en invierno, no tenian libros, ni cine, ni ordenador (¡qué pesadilla!)... pero aunque te parezca increible, estaban más sanos que nosotros porque comian menos porquerias. De hecho a los enfermos de diabetes les recomiendan seguir una dieta paleolitica.
Se calcula que al final del paleolitico llegamos a ser 10 millones de personas en todo el mundo. Y entonces algunas, empezaron a trabajar...